viernes, 27 de noviembre de 2009

Paseos, pasos de cebra, lluvia y restaurantes de lujo

Todos conoceis mi afición por el deporte. Siempre, desde pequeña, he practicado alguno: ballet, gimnasia rítmica, natación, tenis, defensa personal,... Aunque los mejores momentos (y, alguno que otro, malo) me los ha dado el voleibol.

Antes de continuar, me gustaría hacer un inciso para rendir un pequeño homenaje, desde aquí, a esa gran familia volibolera, la Cervantina, que se formó hace ya tantos años que ni me acuerdo y que, aún hoy día, seguimos haciendo por mantener, aunque ya sea fuera de los terrenos de juego. Juntas hemos vivido muchas horas de entrenamientos, viajes, partidos buenos y malos, campeonatos, aplausos, amargas derrotas, dulces victorias, en fin, todo aquello que te ofrece un deporte de equipo. Pero también nos hemos divertido fuera de la cancha: lotes de comer, lotes de salir y, por supuesto, lotes de reir. Por todo esto, quiero aprovechar para mandarles un enorme besazo a TODAS.

Dicho esto, continuo. Como podreis imaginar, con tanto deporte a mis espaldas, he sufrido en mis carnes muchísimas agujetas. Y, creía recordar, que en todas partes de mi cuerpo. Sí, Carlos, en todas. Pero no. Quedaba un sitio donde no tenía conciencia de haber sufrido tanto dolor de ese tipo hasta el día de ayer. Me desperté con un dolor de espalda tal que, si me dicen que tengo 100 años y que arrastro un lumbago desde los 80, hasta me lo hubiese creído. Todo porque el día anterior se me ocurrió dar un pequeño paseillo, unos 10 kms. según google, rodeando el centro de Helsinki... Me atavié con lo más cómodo que tenía, teniendo en cuenta que la mudanza aún no ha llegado, y me lanzé a la calle. Nunca andeis 10 kms si no estais ataviados con unos buenos zapatos de deporte, os lo dice mi espalda, que aún hoy renquea. Los míos están de camino y nunca pensé que los echaría tanto de menos. Ésta que veis a continuación es, aproximadamente, la ruta que seguí:



Tardé unas dos horas y, a pesar del frío, llegué sofocada. Como es lógico pensar, los puntos A y B corresponden a la salida y a la llegada. Ahí está situada nuestra casa. Son distintos puntos porque nuestro edificio da a dos calles.

Bueno, esta entrada es una excusa para que empeceis ya a bichear un plano de Helsinki, que seguro que muchos aún no lo habéis hecho, y para que vayais situando nuestra casa, para cuando vengais a visitarnos. No direis que no os lo estamos poniendo fácil, jeje.

También me va a servir para contaros unas de cosillas que tengo pendientes sobre la forma de vivir aquí. Hay un par de cosas que son imprescindibles, una para sobrevivir, la otra para sentirte integrado.

La primera. Desde que llegué a Helsinki, me acuerdo mucho de una amiga alcalareña, con la que me iba a la facultad, que siempre decía: "afortunados los que creen en los pasos de cebra porque pronto verán a Dios". Pues bien, esto aquí se cumple de verdad. A rajatabla. Nunca creas que porque te plantes delante de un paso de cebra, alguien te va a dejar pasar. No tiene por qué. De hecho, no suele ser así. Cuando osas a plantar un pie, como haciendo amago de querer cruzar, el coche en cuestión que se esté aproximando mete un acelerón que te hace no volver a intentarlo "nunca mais". Hay mucho Raikonnen por aquí suelto, David.

La segunda me encanta. Aquí, por mucho que llueva, no tienes por qué llevar paraguas. Hombre, si llueve mucho, mucho, es aconsejable, claro. Pero nuncas serás visto como un bicho raro si, bajo tu responsabilidad, decides no hacerlo. Lo cierto es que aquí llueve con bastante frecuencia pero es lo que se conoce, según Dani, como un "riego por goteo". Esta definición es lo suficientemente explicativa y hace que se vea como algo normal y obvio el que la aquí la gente no quiera ir cargando con semejante trasto, prácticamente, todo el año.

No quisiera acabar sin recordaros otra factor importante a tener en cuenta a la hora de sentirte como un auténtico ciudadano de Helsinki (concretando para evitar, nuevamente, el debate) y del que hemos hablado anteriormente: las apuestas. Vuelvo a mencionarlo para que vayais ordenando ideas. Pues, hablando de apuestas y gracias a una, anoche cenamos en Chez Dominique. Si, es un restaurante de esos en los que la carta la forman varios menús en los que lo único que el cliente elige son el número de platos sorpresa que va a degustar y, también, como datos significativos, eso de que la comida se pierde dentro de un inmenso plato y que el camarero tarda más en explicarte el contenido del plato que tú en comértelo. Pues bien, dos cosas que debeis saber por si algún día os teneis que enfrentar a esta desagradable experiencia (jeje): la primera es que debes esperar, pacientemente, a que el camarero sea el que te ponga la servilleta en las piernas. Si ya ves que te sirven el primer plato y no lo han hecho, procede tú mismo. La segunda es que, aunque parezca increíble, acabas hasta de comida hasta las cejas. Entiendo que no me crean. Yo no lo haría. Vayan a cualquier "dos estrellas de la Guía Michelín" y compruébenlo.
Y, como está feo hablar de dinero aquí, en público, me guardo para mis adentros lo que nos costó la gracia.

Bueno, pues hasta la próxima, es todo.

Uy, ahora, releyendo, parece dar la sensación de que lo de las apuestas es una inclusión, forzada, para soltar la pegotada de la cena, ¿verdad? Absolutamente, no. Recuerden, es para ordenar ideas...

martes, 24 de noviembre de 2009

Va por tí

Son las 9.00 de la mañana. Suena el timbre. "¿Cómo? Dani hace solo una hora que salió y hoy se pasaba el día fuera, no puede ser él" pienso, mientras empiezan a temblequearme las piernas. Es la primera vez que llaman a la puerta sin saber con certeza quién es, entiéndanme. Mientras recorro el pasillo que comunica la cocina-salón con la entrada, me pregunto con quién tendré que lidiar a una hora tan temprana y con las legañas aún puestas...

Y con esto me he topado:




Reconozco rápidamente la letra de mi madre. Me quedo, embelesada, mirando el paquete. ¡Madre mía!! (y nunca mejor dicho) ¡qué ilusión más infinita! Es que da igual lo que sea, he recibido un paquete en mi casa de Helsinki, ¿os imaginais mejor forma de empezar el día? Se me han venido, de golpe a la cabeza, miles de recuerdos de aquella época en la recibiamos correo de amigos, de familiares, cercanos, lejanos,... y no eran virtuales. Físicamente, podíamos oler lo que nos contaban, palpar aquellas sensaciones que nos transmitían y quedarnos con un poquillo de aquel alguien para nosotros, de su puño y letra. Aquello eran experiencias inexplicables, cada una distinta y que nuestras posteriores generaciones no creo que lleguen a entender. Pues así me he sentido yo hoy, imaginando a mi madre, días atrás, preparándome ilusionada esta inesperada sorpresa. Pues puedes estar contenta, ha resultado ser simplemente PRECIOSO.

Y aún no lo he abierto.

¡SEÑORITA, QUÉ FIRME, LECHES! En resumen y en perfecto finlandés, es lo que me habrá venido a decir, muy amablemente eso sí, el apuesto caballero que me hacía entrega del susodicho paquete, vamos, el cartero. Pues vale, firmo. Kittos!! (Gracias!!)

Cuando estoy a punto de reventar el sobre, mantengo la sangre fría y pienso en que lo que más me apetece es compartir esta historia con vosotros. Una historia muy simple pero que me hace expulsar borbotones de emoción por cada poro. No sé, serán los kilómetros de distancia, será la nostalgia de los recuerdos que no volverán a ser, SERÁ... Hago fotos, muchas fotos. Y la de arriba, obviamente, es una de ellas.

Quito con sumo cuidado toda la cinta adhesiva que rodea al sobre. Quién medio me conozca sabe que lo de reventar era sólo metafóricamente hablando. Y empiezo a palpar el contenido: ¡jajaja, qué linda eres!

La semana pasada salimos Dani y yo a comprar ropa interior. No sé si vais leyendo los comentarios de las entradas que hago pero, uno de los consejos que me dieron, el de mi primo Alberto, fue ponerme ropa interior térmica y encima una capa de ropa normal. Según él y, habiendo estado en Islandia me lo creo a pies juntillas, es lo más cómodo a la par que abrigado. Pues bien, entramos en el Stockman (el Cortinglé de aquí) a intentar hacerme, al menos, con una de esas, por lo visto, especie en extintión. Después de dar vueltas pa´rriba, pa´bajo, mirar por aquí, por allá, preguntar a las amables señoritas con cara de "qué poco me gusta mi trabajo" y llevarnos al mismo sitio por dónde habiamos pasado mil veces, pues, despúes de todo eso, yo me pregunto: ¿por qué en una de las ciudades donde se fabrica el frío, la nieve y el viento polar no hay una camiseta interior térmica, MEDIANAMENTE decente, que pueda comprar y no parecer la abuela de mi abuela??. "Asín" es, señor@s. Y el que no me crea, que venga a comprobarlo, POR SU CUENTA. Yo por allí no vuelvo a pasar que dicen que todo lo malo se paga...

Esta es la triste historia que desencadenó el bonito desenlace que hoy os traigo. No hay mal que por bien no venga. Eso dicen.

Mi madre me llamó esa mista tarde. Creo que me estuvo mirando por la mañana por un agujerito. Eso o el instinto maternal. Sino, no me explico que lo primero en preguntarme fuera: "¿te has comprado ya camisetas interiores abrigaditas??"
Ains. Y ahora, ¿qué le digo?
Si le digo que sí pa dejarla tranquila, le miento. Y, además, le miento bien mentía porque aquí está visto que no voy a encontrar una camiseta interior enguataita decente. Y cuando se las pida a los Reyes Magos, me cala, seguro.
Y si le digo que no, se preocupará por mí...
"No mamá, he ido esta mañana pero bla, bla, bla"
"Ay, mi niña, ¿quieres qué te la compre aquí y te las mando"
"Oooh, siii, por favor!!. Pero no me las mandes, por ahora me las apaño. Déjalas ahí y me las traigo cuando vuelva después de las navidades"
"Vale,cariño, aquí estarán cuando vengas"



Siempre, pero siempre, siempre, me engaña la joía. Pero esta vez no puedo hacer más que darle las gracias infinitasmil veces. Y no lo digo sólo por las camisetas (hay una para ti, Dani! :) ). Este paquete ha traído consigo muuchas cosas más, entre ellas, olor a ti. He cerrado el sobre muu fuerte para que no se escape. Te puedes imaginar que bien me ha hecho recibir un cachito de tí. Y más, ahora.

Pues, por esto y por TODO, hoy te dedico la entrada, mamá.

Te quiero, ¿lo sabías?

viernes, 20 de noviembre de 2009

Espoo Blues, ¡¡hip, hip, hurra!!

Qué deporte más borrico, ¡rediós!




Hace una semana, el jueves por la tarde-noche, asistimos a nuestro primer partido de hockey sobre hielo. Y no queda ahí la cosa. Lo vimos desde un palco, con bebidas y merienda-cena incluídas. Todo hay que agradecérselo a una empresa, patrocinadora del equipo local, Espoo Blues, y de la que "somos" clientes (me incluyo que para eso fuí invitada también). Lo de merienda-cena me gustaría matizarlo: merienda por la hora, aproximadamente, a las 19.30. Lo de cena porque se trataba de un plataco de salchichas de diversa índole acompañadas de unas patatonas que quitaban el sentío. Y todo aderezado con salsa de mostaza. Por supuesto, ese día no comimos nada más. Es complicado aqui hacer una valoración, a priori, de qué y cuándo vas a comer a lo largo del día si tienes planes de hacerlo fuera de casa. Aunque habiéndolo planificado, también te puedes encontrar con cosas tan extravagantes como comer Lucioperca con guisantes, para almorzar, a las 11.30 de la mañana.

El partido estuvo la mar de entretenido pero, la verdad, con tanto jugador junto, tanta protección que llevan y la distancia desde donde lo vimos, yo creo que vi la fichilla esa negra que golpean, si acaso, un par de veces... Había al lado nuestra un auténtico forofo que si no la veía, al menos, lo disimulaba la mar de bien. O lanzaba gritos por gusto, una de dos. Como decía al principio del post, lo que si ví, y bien visto, fue la leña que se meten. Pero leña de verdad. Tanto es así que en un par de ocasiones se quedaron palos y gorros por ahí en medio tirados, con la pelota en juego, resultado de "me echan, po cojo un rebote del copón, pos me voy pero, ¡ahí lo llevas!". Nos dijeron que ha habido ocasiones en que dos jugadores han permanecido enganchados un par de minutos pero, vaaamos a ver, ¡ni en boxeo, señores!! Aquel día hubo uno que apenas duro 20 segundos, vamos, casi na... Lo que ya es para echarse las manos a la cabeza es cuando todo el mundo interviene en la pelea, árbitros incluídos. Todos lo hemos visto alguna vez, sino en películas (que, hasta hace una semana yo pensaba que exageraban para amenizar el argumento), en las noticias de Antena 3, sección deportes de Manu Sánchez, en la que tanto gozan con este tipo de espectáculos sensacionalista-deportivos.

Pero el partido dio para más. Al menos para mí. Mantuve mi primera conversación, más o menos larga quiero decir, con una persona desconocida (hasta ese día, of corse!). Se trata de uno de los trabajadores de la empresa que nos había invitado a estar allí. Bueeeno, vaale, fue Spaninglish. Pero la culpa la tuvieron ellos al decirme que este tipo hablaba español mejor que yo, claro, ¡así no se puede! Va, ahora en serio, hablé bastante tiempo en inglés y, sobre todo, lo entendía cuando me hablaba. Tuvimos conversaciones muy interesantes y otras no tanto (¡hablamos de toros!). Pero también me dijo lo que Dani me ha dicho tantas y tantas veces: no hay que hablar un perfecto inglés, lo importante es poder comunicarte, que te entiendan. Lo demás, viene solo. En ello estoy.
Agradezco a Tasio la inmortalización del momento, a modo de prueba. En ella podreis observar una felicidad extrema en mi rosto, se llama canguelo:



Dani me había dicho en alguna ocasión que a los escandinavos les encanta apostar, apostar por lo que sea, por todo. Pues, como no podía ser de otra manera, una de las primeras cosas que hicimos, una vez llevados a cabo los saludos y las correspondientes presentaciones, fue hacer una porra. Nos contaron que la media de goles por partido es de seis y que el equipo visitante era el favorito para hacerse con la victoria. Algo de ayuda para no apostar completamente a ciegas. Y fueron muy honestos, todo hay que decirlo. A pesar, de ser 8 personas las que apostamos, nadie acertó el resultado, 4-3 a favor del equipo local, con prórroga y gol de oro incluídos. El anfitrión de la reunión consideró que fue Dani el que "más se acercó, sin pasarse, al precio justo", y le hizo entrega de una especie de navaja suiza, con un par de destornilladores y unos alicates acoplados (no me pregunten cómo), que me sirvió para montar, al fin, un mueble que habíamos comprado días antes en Ikea :) (Nuestra caja de herramientas está de camino, junto a mi ordenador, con la mudanza...). Este fue el momento de dicha entrega:



También nos contaron que el máximo anotador de cada equipo es el que lleva el casco protector de color dorado. Monísimo. El sábado fuímos Dani y yo a un Sport Bar a ver las semifinales del Máster 1000 de París, entre Nadal y Jockovich (cómo iba a perdermelo...). Perdió Nadal, pero esto no viene al caso (ejem). Paralelamente, en otra pantalla, proyectaban un partido de Hockey sobre hielo de la NHL y no había nadie con un casco de distinto color. Supusimos, pues, que lo de señalar al más goleador es exclusivo de la liga finlandesa.

Me gustaría reincidir en la victoria del equipo local y agradecer enormemente la experiencia que nos brindaron estos amables señores. Una de esas muestras de agradecimiento fue llevada a cabo, in situ, por Manu (compañero de Dani), que se pasó por la tienda del club a comprarse una bufanda para celebrar la victoria como está mandao. En la foto le acompaña Tasio (otro compañero de Dani) y, como puede apreciarse, se lo pasaron francamente mal...



Y, por último, no me gustaría acabar sin hacer mención al comienzo del partido, con la aparición de los árbitros danzando de un lado a otro de la pista, ¿nos encontrábamos ante una exhibición amateur de patinaje artístico y nadie nos había dicho nada?? Aquello rozó lo ridículo... Por otro lado, la presencia de unas bellas, jóvenes y rubísimas animadoras que, desde la grada, camufladas entre el gentío, amenizaban el encuentro en cada parada del juego. Lo siento, pero tanto frikismo me supera... Ellas tan entregads, tan dispuestas,... En Estados Unicos vale pero ¿en Finlandia? Anda, anda... Pobrecicas.



Anotaciones:

- Pelotilla utilizada en el Hockey sobre hielo: PUCK (disco de caucho)
- Palo utilizado para jugar al Hockey sobre hielo: STICK
- Fuente de información y más sobre Hockey sobre hielo: wikipedia
- Web del equipo local Espoo Blues
- Sí, fuímos nosotros los que aparcamos sin abonar los correspondientes 5 €uros. A ver, ¿qué hacemos ni no llevamos suelto y no aceptais tarjeta? Nosotros quisimos pagar...

sábado, 14 de noviembre de 2009

Rocío Vs. Alaska

Entiéndase rocío como el rocío mañanero o, según la definición de la (nuestra) RAE: "Vapor que con la frialdad de la noche se condensa en la atmósfera en muy menudas gotas, las cuales aparecen luego sobre la superficie de la tierra o sobre las plantas"; vamos, que cuando hace un poco de rasca en nuestra tierra, los coches amanecen con una leve capilla de agua fresquita que se quita con un simple golpe de limpiaparabrisas.



Pues bien, aquí de rocío nada. Había que buscarle otro nombre puesto que no tienen nada que ver. He decidido llamarlo Alaska porque es también nombre de mujer (al menos una se llama así...) y porque suena a frío. Y frío, para que me entiendan, de cojones, es el que desde ayer está empezando a hacer aquí. Y, por ello, esta mañana nos hemos despertado con la Alaska matinal característica aquí, pasen y vean:







Sé que a simple vista puede parecer agua-nieve sin importancia y fácilmente quitable con un trapo o, como decía anteriormente, dándole un par de veces al "limpia". Pero nada más lejos de la realidad, está pegado al cristal cual lapa y sólo dejando el coche encendido un rato antes de circular es como se puede evitar que el cristal no acabe arañado la primera semana...



Sí, señores, empieza a llegar el frío y, como dicen que una imagen vale más que mil palabras, ahí va:







Este es el panorama con el que nos hemos encontrado paseando al otro lado del parque sito enfrente de nuestro piso. Nos hemos quedado con la boca abierta pensando en el frío que ha tenido que hacer por la noche para formarse semejante cosa. Esta mañana me desperté a eso de las 7.30 y el termómetro que tenemos en el comedor marcando la temperatura externa, daba -4º. Y son sólo 4 grados menos, aproximadamente, que la mínima que ha hecho desde que estoy aquí, pero se ha notado mogollón, bbrrr!! Y yo dándomelas de heroína, jajaja, ¡anda qué no me queda frío que pasar!!



Pero me gustaría tranquilizaros, ¡qué no cunda el pánico!: estamos encantados con estas estampas que cada día nos regala este país.



Antes de acabar me gustaría hacer mención al coche que (no) se ve en la foto. Es el coche de alquiler que comparte Dani con sus otros dos compañeros de trabajo, Manu y Tasio. El otro día fuímos a censarnos para poder sacarnos la tarjeta que nos permite aparcar en la zona C, en la que vive Manu y nosotros (Tasio vive en la A). Sólo así podemos aparcar en dicha zona, sin que nos multen y sin quedarnos tiesos (y no de frío en este caso). Aún así, ya hemos conseguido que, en la primera semana, nos multen un par de veces. Una por aparcar a menos de cinco metros de un paso de cebra y la otra por estacionar en zona prohíbida, prohíbida en finlandés... Aquí lo de la señalización, el estacionamiento y el tráfico rodado, en general, es un follón. Por lo pronto, los coches obvian los pasos de peatones sin semáforo, les da igual, se las repamplinfla. Y punto. Por otro lado, te encuentras con señales como ésta:







Os aseguro que ésta es del tipo más sencillo con el que nos hemos topado. No viene al caso que perdais el mismo tiempo que nosotros en descifrar alguna de ellas, es tremendo!



Bueno y a lo que iba del coche de alquiler: es feo, pero feo, feo. Sí, muy práctico, muy amplio..., pero más feo que pegarle a un padre! Ahí lo llevan.



En gris plata. Y no, no iba a perder mi tiempo en echarle una foto de este tipo, qué quereis, ¿qué se rían de mí??. De hecho, hemos llegado a la conclusión de que las multas han sido por FEO!



Pues nada, hasta la próxima, ¡qué vaya bien!



Muá!





martes, 10 de noviembre de 2009

Adelante, pase sin... zapatos

¿Qué os parece esta fotografía?



Al margen de vuestra opinión que, por supuesto, tendré muy en consideración, hay un hecho objetivo: es la fachada del piso dónde Dani y yo vivimos. Este edificio está situado en el barrio de Ullanlinna, al sur de Helsinki y pegado al puerto. Nos comentan que estamos rodeados de gente adinerada y, bien es cierto, colindamos con un gran número de embajadas, entre ellas, la española.

Hablando de la embajada de España, el otro día estuvimos allí de visita oficial, llegamos con nuestro Rolls Royce y nos estaban esperando con recibimiento de gala. Vamos, que cuando llegamos, a eso de las tres del mediodía, no había ni Cristo. Bueno, que me perdone el señor conserje, que fue el que nos atendió e intentó que nos fuésemos de allí perfectamente informados sin darnos ninguna información... Eso sí, insistió en tres cuestiones:
La primera. En la embajada, única y exclusivamente, se atienden asuntos consulares (¿?¿?¿?) ¿Qué narices se entiende por asuntos consulares??, igual no nos entendimos bien en finlandés... ah, no! hablábamos español!!
La segunda. Allí dentro estaba todo el mundo trabajando, no nos fuésemos a pensar que en España son una panda de flojos... y, ¿me pregunto, de dónde se creería este hombre que venimos?. En fin, que el horario de atención al público es de 9.00 a 13.00. Lo digo por si os tuviéseis que pasar a preguntar algún asunto consular.
La tercera. Probablemente, nos podrían ayudar mejor (peor imposible) en la Oficina Comercial, perteneciente a la Embajada Española, ¿allí se considerarán nuestros asuntos consulares?? Menudo follón...

¿Peor imposible?? Pues no, fue posible. En la oficina comercial nos atendión una mujer que lo más que acertó a decir fue que nos resolverían los problemas a través de correo electrónico pero, ¿si ya estamos aquí??. Me imagino que los dos becarios que se apresuraron a cotillear cuando llegamos y la susodicha tendrían, en ese momento, mogollón de asuntos entre manos...

Me sabe mal no añadir lo amabilísimos que fueron con nosotros a pesar de todo. Bueno, a pesar de nada, jeje.

Por donde íbamos:

Igual alguno de vosotros ya lo sabe pero, en las casas finlandesas (y creo que lo puedo generalizar al mundo escandinavo), no se entra a ningún hogar sin antes descalzarse. Viviendo aquí empiezo a entenderlo: Se está la mar de agustito andando descalzo por suelo de madera (madera de la güena) y por suelo climatidado a 23 grados. Y, por otro lado, la nieve que, a pesar de ser mu requetebonita al principio, lo llena todo de mierda después... Pues nada, esa es la razón por la que aún no entrareis, fotográficamente hablando, a nuestro hogar: teneis los zapatos puestos, literalmente hablando, claro. Y no vale que os lo quiteis ahora, ya estaré durmiendo y el descanso es sagrado, no son horas de molestar. Así que, hoy, os dejaré en la puerta:




Como veis, ya tenemos nuestros nombres puestos en todas partes: en la entrada de ambos portales (porque el edificio da a dos calles) y en la puerta de casa.

Y, por ahora, esto es todo, no vaya a ser que al final alguien llame a la puerta antes de que me vaya a la cama y le tenga que abrir... ;)

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Primeras impresiones

Lo primero, ante la avalancha de preguntas, Otsikko Helsinkiin significa Rumbo a Helsinki, como no podía ser de otra manera. Y lo segundo, el teclado en el que escribo, hasta que llegue mi ordenador, es suomi, lo que significa, entre otras cosas aún por descubrir, que no tengo aquella letra que tanto nos representa...

Pues nada, ya estamos aquí.

Las primeras impresiones son muy buenas. La gente es muy amable, sobre todo habiendo escuchado siempre todo lo contrario. Tenemos una vecina (vamos, pensamos que es nuestra vecina, igual es nuestro ángel de la guarda) que cada vez que nos ve, con cara de panolis supongo, nos ofrece su ayuda. De momento no nos ha hecho falta pero quién sabe, es de agradecer, of course.

Hace frío, mucho. Era de esperar: un buen chaquetón, unos guantes, bufanda, gorro... Es relativamente fácil combatirlo, al menos, por ahora. El problema viene cuando te intentas integrar en la vida diaria y te echas a la calle a hacer varios mandados: ¡menudo coñazo! Claro, bien tapadita por la calle que hace frío pero cada vez que traspasas un umbral, ¡vaya bochorno! Os cuento mi mañana e intentaré que lo entendais: he ido a nuesro banco finés, Nordea, a presentar un documento firmado en el que, por lo visto, dice que me otorgan una tarjeta de crédito. Mientras esperaba a que me recibiese la Srta. Noora Hammar me empezó a entrar una calor que hizo que me quitase cada complemento que llevaba. Justo cuando acabo, me recibe, estoy un par de minutos con ella y para la calle. Decido ponerme todo, menos el gorro, porque voy cerquita de allí a comprar un teclado y un ratón inalámbrico. Como no podía ser de otra forma, al entrar en Stockmann, un centro comercial del estilo de nuestro Cortinglés, me tengo que volver a quitar todo. Hago las gestiones oportunas, no más de 20 minutos, y vuelta a empaquetarme. Lo peor estaba por llegar. Me paro en un supermercado cerca de casa, cojo una cesta, entro (por supuesto con la bolsa del Stockman a cuestas) y empiezan los agobios de multitud de prendas que me protegen, en ese momento, de nada. Me quito los guantes y el gorro y cómo buenamente puedo los guardo en el bolso. Me quito el chaquetón y me lo cuelgo del mismo brazo en el que llevo la bolsa. Y en la otra la cesta, cada vez más llena... Y todavía me queda pagar, volver a enguatarme e intentar llegar a casa con tanta cosa en lo alto. En fin, todo esto para haceros ver que el mérito que tienen estos finlandeses no es soportar el frío sino acostumbrarse a vivir su día a día con él sin perder la paciencia y con una habilidad que a mi me ha dejado pasmada. O, más bien, creo que los he dejado yo pasmado a ellos con tanta torpeza.

Todo lo anterior lo he hecho sola. Y muy orgullosa que me siento. He hablado poco, lo justo, pero suficiente para llevar a cabo todas las tareas satisfactoriamente. Hoy ha sido fácil, ya os iré contando más adelante.

Y lo último pero no menos importante. Todas las semanas tenemos reservada una hora de sauna en la parte baja del edificio, los miércoles de 8 a 9 de la tarde. Hoy a sido nuestro primer día y estamos encantados con la experiencia, encantadoramente reventados. De vuelta, nos ha caído la primera nevada. Ahora mismo nos asomamos por la ventana y vemos todo el patio interior blanco, blanco como la nieve, claro, ¡es que es nieve! Es lo que tiene estar a 0,8 grados...

Sólo añadir que esta entrada ha sido pelín más larga, sólo para compensar la falta de foto/s. Hasta que no llegue la mudanza no tendré forma de pasarlas de la cámara al ordenador :(

¡Besos adornados con copitos de nieve!